Las 20 zonas más calientes de ellos (III)




Se trata de un juego erótico en el que tenéis que estar de acuerdo.

Las 20 zonas más calientes de ellos: ser su dueña y los masajes.

Hoy vamos a jugar a tantas películas en las que hemos visto como los chicos atan a las chicas o viceversa. Es algo muy excitante y como las ataduras producen descargas de adrenalina el morbo está asegurado.

9. No tengas miedo. Muchas personas no quieren jugar a este juego porque tienen miedo de lo que pueda pasar, no son capaces de confiar en su compañero/a y lo pasan tan mal que piensan que no les merece la pena. Si este es el caso de tu chico ni lo intentes. ¡Sáltate el tema de hoy y busca el de mañana que pude que le guste más! Pero si a ti se te ha pasado por la cabeza y te produce una sensación de placer mezclado con algo de miedo y a él te consta que también, para ti son estas líneas.

Lo primero y más importante es hacer un pacto con él, se trata de pactar una palabra que nada tenga que ver con las que normalmente se suelen decir en estos casos y a las que no hay que hacer ni caso pues forman parte del juego. Esta será una palabra como "recinto" o "alfeizar" o "repisa" que sea clave para parar y no seguir jugando. Idea una postura cómoda en la que se pueda permanecer quieto bastante tiempo sin sentir tirones o calambres. Si tienes una cama con patas o cabecero con barrotes tienes las cosas más fáciles, porque tienes que buscar una postura en la que tú domines a tu chico, y sus genitales estén expuestos a tus caprichos.

10. Esposas. En cualquier juguetería encontraras esposas de distintas formas, tamaños y texturas, si vas a usarlas elige unas que no tengan llave para poder abrirlas con rapidez en caso de accidente. Puedes ponerle las manos a la espalda pero luego no podrás tumbarle porque se hará daño en los hombros, lo mejor son los barrotes y dos juegos de esposas, si busca la total comodidad cómprate cuatro y átale las manos y los pies bien separados. Ahora piensa en plumas, flecos, claveles, papeles o cualquier cosa con la que hacerle cosquillas en todas partes, también puedes usar tus manos para arañar cachetear o tu boca para lamer o morder.

Usa tu imaginación. Su pene será el termómetro que te indicará como se lo está pasando. No tengas miedo aunque tu pienses que le estás haciendo daño, si no se queja, sigue. ¡Ah! Pacta también, antes de empezar la sesión, si quieres que el placer sea recíproco, puede que tu también sientas curiosidad por experimentar lo que se siente al ser atada, pero puede que no. Déjaselo claro para que no se haga ilusiones.

11. Cuerdas de seda y foulards. Seguro que viste Instinto Básico y recuerda a Sharon Stone con su foulards y sus picahielos. No te propongo que te cargues a tu pareja con un picahielo lo que te propongo es que le sugieras una sesión de cuerdas y ataduras. Necesitas una palabra clave, cuerdas (que te recomiendo que sean de seda para que no dejen marcas), y pañuelos, (que pueden ser de cualquier tejido) y una silla.

Esta vez se trata de vivir la experiencia de la ceguera durante el tiempo que tú quieras. Puedes sellarle los ojos con esparadrapos, colocarle una gafas de sol y sacarle a pasear, o prepararle unos cuantos alimentos de distintas texturas y sabores e írselos dando jugando adivinar de que se trata, depende de lo malvada que te sientas puedes hacerle que confunda fideos con gusanos o guindillas con fresas. ¡Tú veras! Cuando hayas agotado su ceguera, desnúdalo sin decirle nada de lo que le espera, átalo a la silla con las manos atrás y las piernas abiertas y...

12. En una silla. Coloca un cojín en el suelo entre sus piernas par que tu cara quede situada ya sabes a que altura. Sujétale el pene con la mano con el pulgar hacia abajo. Rodéale el tallo con los dedos y desliza la mano hacia arriba girándola lentamente como si lo quisieras retorcer hasta llegar al final. Luego suelta el tallo y deja que la palma de la mano suba hasta la punta del pene. Vuelve a repetir el ejercicio en sentido contrario.

Continua haciéndolo hasta que no lo pueda soportar, el truco consiste en que tu piel nunca deje de estar en contacto con la suya, de manera que al final no sepa donde empieza su pene y donde acaba tu mano. Ahora dile que te va a penetrar, forma un puño con la mano y coloca dentro una cantidad abundante de lubricante y haz que el pene penetre tu puño de forma rítmica, cuando el pene está a punto de salir del puño coloca la otra mano, tendrá la sensación de estar penetrando una vagina sin fondo. Si cierras los ojos e imaginas que tu mano es una vagina sentirás también la penetración.

Articulo tomado de: Tips de Sexo - Giiaa

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